Al atravesar la puerta principal del Real Casino, en los cristales puede entreverse movimiento en su sala de exposiciones. Al bajar las escaleras, empieza a oírse música africana, y ya en su umbral, aparecen los tonos cálidos de telas africanas y de rostros y sonrisas de Mali, con el logo de Manos Unidas en la lona del fondo. En la mesa hay un catálogo con obras de trabajos anteriores y, sentada en la silla, la artista deja a un lado el ordenador y sonríe.
Es ‘Ubuntu’, la exposición de Tessa Ferrín (Murcia, 1998) que, hasta el 30 de mayo y como parte de su trabajo fin de grado de Bellas Artes, lleva a la sala de exposiciones del Casino una muestra benéfica en favor de uno de los proyectos de Manos Unidas en Mali. La obra responde a una investigación teórica previa, y conforma la primera individual de la joven artista murciana.
Mayte Ferrín, que firma sus obras como Tessa, conoció la labor de Manos Unidas a través de, precisamente, el arte: “Hicieron una exposición en mi facultad con todos los carteles que tenían de proyectos en favor de los derechos de la mujer africana. Entonces a mí me impactó mucho, porque veía que mucha gente pasaba de largo y no le hacía caso”, cuenta la artista, que finalmente llamó a la directora de Manos Unidas en Murcia para proponerle hacer un proyecto conjunto.
Después de hablarlo, el proyecto acabó siendo una exposición benéfica; y cuando le dieron a elegir a qué proyecto destinar los fondos que se obtendrían, Mayte escogió uno de los desarrollados en Mali.
En concreto, se trata de un proyecto para mejorar la formación y seguridad de un centro donde, desde hace más de 30 años, niñas y jóvenes en situación precaria pueden cursar estudios de enfermería, entre otros. Este centro consta también de una residencia donde las alumnas pueden formarse con seguridad y sin sufrir abusos, y da la posibilidad de un futuro con mejores oportunidades económicas y sociales.
Para desarrollar su obra, Mayte se ha basado en el material proporcionado por la asociación: una selección de fotografías realizadas por Javier González, además de en la investigación académica realizada.
El resultado, una serie de retratos y composiciones que se centran en la expresión de las niñas y mujeres retratadas, o bien las sitúan en escenas de una fuerte carga simbólica, con fondos que integran las gamas cromáticas propias de la cultura africana.
La artista ha seguido para ello una técnica mixta, con acrílico sobre lienzo imprimado con cola de conejo y fondos que incorporan pastel y rotuladores acrílicos.
“La imprimación es con cola de conejo porque le proporciona mayor tensión al cuadro y porque no necesitaba añadirle pigmento”, explica Tessa Ferrín. Y esto porque, con esta imprimación, la tela conserva su ocre natural, en gama con los tonos cálidos de la obra; y permite dejar áreas del fondo sin pintar por contar ya con el tono pretendido.
Las obras, además, incorporan otro elemento: “he querido añadir una especie de collage con telas africanas importadas de Holanda, proporcionadas por Micoco”, explica la artista. Y al observar las obras, puede verse cómo la mayor parte de ellas incorporan fragmentos de estos tejidos, integrados en la indumentaria de los retratos.
Esas mismas telas son las que pueden encontrarse en la sala de la exposición, intercaladas en las paredes. “Las hemos querido poner ahí porque aparecen en los cuadros, y tienen un significado profundo para la cultura africana”, explica Tessa Ferrín.
Muchos de los tejidos, identificados por su estampado, se relacionan simbólicamente con la familia y el matrimonio de la mujer: la dote de la novia, la felicidad en el matrimonio, la rivalidad entre co-esposas… “Se puede profundizar más en el tema visitando mi página web”, indica Tessa Ferrín, que ha incorporado para ello un código QR que se puede escanear en la misma sala y conocer así más detalles sobre ‘Ubuntu’.
Tanto en la web como en las cartelas puede verse que las obras tienen nombres en Swajili, como guiño a la cultura del continente africano.
La obra principal de la muestra, ‘Ubuntu’ da título a la exposición. Significa «Yo soy porque nosotros somos», y hace referencia a una anécdota en la que un antropólogo le propuso un juego a unos niños en África: hacer una carrera donde el ganador se quedaría con una cesta de comida. Ellos decidieron correr todos de la mano y, al llegar al final, compartir el premio. Cuando el antropólogo les preguntó por qué habían decidido ir juntos, ellos contestaron: «Ubuntu». “El verdadero significado es «yo soy porque nosotros somos», pero de lo que habla es de esa felicidad compartida, no independiente. No marginal ni empobrecida, sino rica”, cuenta la artista.
En la obra ‘Ubuntu’, aparece una mujer de perfil que mira hacia el punto de donde procede la luz, vestida de rojo y con los amarillos de la tela incorporada al conjunto como parte de su atuendo. El fondo permite ver el tono natural de la tela, con los trazos de los rotuladores acrílicos y toques de color.
En ‘Nakupenda’, que significa «Te quiero», una mujer mira a una niña que lleva en brazos; en ‘Thamani’ («Valor»), una mujer con expresión serena guarda el ganado entre dos árboles; y en ‘Zamani Na Zijazo’ («Pasado y futuro»), dos chicas que caminan se vuelven hacia atrás para mirar a dos niñas que las siguen y están trabajando con ellas. En esa mirada, las jóvenes miran hacia el mismo pasado que ellas mismas tuvieron, y las niñas pueden ver en las chicas el futuro que también será el suyo.
Cuando se le pide que escoja un cuadro, Tessa Ferrín se decanta por ‘Hatia’, que significa «inocencia». “Elegiría éste porque a pesar de ser el primero que realicé, creo que estéticamente es el que causa mayor impacto, no solo porque son niños y expresan esa inocencia, sino porque la mirada de la niña es bastante expresiva, y el conjunto es el que más me transmitió a mí”, cuenta la artista.
«Inocencia es la palabra que mejor define esas miradas infantiles que nos regalan mil sentimientos y emociones. Ese pudor recatado en sus ojos, esa carencia de altivez y superficialidad mezclada con valentía y simplicidad (…). A pesar de su temprana edad, la niña carga con su hermano con la mirada y fortalezas propias de una madre», puede leerse en la web de Tessa Ferrín, en las explicaciones que nos descubren qué movió a la artista a pintar cada tema.
En la mesa del centro de la sala, hay unas ilustraciones con la misma temática que el resto de la exposición, que se venden a un precio menor para quien no pueda comprar un cuadro y quiera colaborar con el proyecto.
Y en la mesa opuesta, junto a la salida, hay bolsitas con incienso africano de la asociación Amafrica, que también trabaja en favor de los derechos de la mujer africana. Ahí es donde, además, puede encontrarse un catálogo abierto con obras anteriores de la artista; claroscuros, óleos, acrílicos e ilustraciones digitales que son solo una muestra de las distintas técnicas y estilos que trabaja Tessa Ferrín.
“Creo que el arte va más allá de una simple creación de una simple obra. Creo que el arte tiene la capacidad de ir siempre más allá; de crear cosas que nos hacen más humanos, más sensibles, más empáticos, que nos hacen crecer como personas”, concluye la artista.
Después de esta primera individual, Tessa Ferrín terminará sus estudios de Bellas Artes y continuará con su pasión: la pintura y todo aquello que puede despertar en la mirada del espectador.