Santa Quiteria ya viste de otoño

Los colores de Santa Quiteria han vuelto a cambiar. La discreta fachada de la calle que bordea la Plaza de Europa, que logra alzar la mirada de los paseantes, muestra en sus ventanas vistas otoñales de la ciudad de Murcia, puertas entreabiertas, calaveras coronadas de flores, hojas caídas fotografiadas en retratos, y la propia fachada de Santa Quiteria con el fondo y sus balcones envueltos en naranjas, marrones y amarillos.

Es Estación Otoño, la exposición del Palacio de Santa Quiteria que, desde el pasado 6 de noviembre, pone catorce nuevas obras en sus ventanas. La muestra, que contó en su inauguración con la presencia del concejal de Cultura, Jesús Pacheco, tiene su raíz en el proyecto ADN Urbano de Santa Eulalia, y es la quinta que se celebra en este museo al aire libre.

María José Puche, José María Garres, Juan Manuel Puche, Domingo Martínez Garrido y Piedad Martínez Torres han sido los cinco artistas que han aportado obra para la exposición, después de haber estado presentes en el evento de ‘La Mudanza’ celebrado el pasado 30 de septiembre en Santa Eulalia. Un conjunto de catorce obras que, como en ediciones anteriores, han sido transformadas en vinilos para, con su correspondiente retroilumunicación durante la noche, poner color al otoño murciano.

María José Puche abre el primero de los balcones con su serie Lo que no te mata te hace más fuerte; tres obras de técnica mixta que combina la fotografía con la acuarela, en recuerdo a cómo se le daba color a la fotografía en la época del blanco y negro, y donde la artista se centra en un símbolo que es esencial en su obra: la calavera.

“Es un elemento que utilizo muchísimo. Me gusta como símbolo religioso, como símbolo que han utilizado artistas siempre, por ejemplo Frida Kahlo”, dice la artista. “No me parece gótico ni triste, al contrario. Me parece que es símbolo de vida en un espacio”, explica; porque para ella la calavera es, por estar libre de todo accesorio, lo más sincero y auténtico que queda del ser humano cuando ya desaparecemos.

Aunque esta iconografía podría relacionarse con la festividad de Todos los Santos, la artista señala que el símbolo de la calavera no es estacional, y que la relación de la obra con el otoño está sobre todo en los tonos dados a las composiciones. Unas calaveras acompañadas del color de las flores que los viandantes podrán ver en el piso superior de la fachada, y también en el balcón intermedio de su lateral.

El segundo de los balcones es de José María Garres, que ha llevado al museo al aire libre tres obras que se enmarcan en la línea de trabajo de su colección Ara, que pudo verse en la Muralla Bizantina de Cartagena hasta este 11 de noviembre.

Las obras de este proyecto se basan en el concepto de altar donde, en la antigüedad, se realizaban ritos de sacrificio; de ahí que la palabra Ara, que da nombre a las obras –Ara I, Ara II y Ara III– signifique ‘piedra santa’. La obra del más alto de los balcones, realizada sobre papel, muestra un altar que remite a esta idea de sacrificio, con el juego de tipografías que está presente en una buena parte de su colección y puede verse también en la segunda de las ventanas enrejadas de Santa Quiteria. A estas dos obras se suma uno de sus collages, con los tonos azul, rojo y negro que aparecen en el primero de los balcones intermedios.

El tercero de los balcones del piso superior es de Juan Manuel Puche. Bajo el título de Otoño infinito, la ventana muestra una fotografía que es un autorretrato del artista, que se vuelve para mirar directamente al espectador, y centra la atención en las hojas caídas de otoño que aparecen sobre el pelo y los hombros.

Un piso más abajo, aparece la segunda de las propuestas fotográficas del artista molinense: otro autorretrato donde las hojas caídas, esta vez lanzadas al aire, vuelven a ser las protagonistas; y que con el título de Otoño maPuche, tiene como escenario el interior de los Molinos del Río.

Domingo Martínez Garrido, por su parte, ha optado por paisajes urbanos de Murcia, que ha trabajado con acrílicos. “He pintado el que está en el balcón principal, que es precisamente la fachada de Santa Quiteria”, dice el artista. “Como el motivo es el otoño, los colores son naranjas, rojos, amarillos… y los retroiluminados de los balcones los he dejado en esos mismos tonos”, explica; y esto porque en el momento de realizar el cuadro, todavía no se sabía cuál sería el aspecto final de la fachada para este otoño. Una obra que el artista trabajó a pie de calle, en la jornada artística de ‘La Mudanza’, donde a los stands de cada artista se suman talleres, música y demostraciones en directo.

También hay una obra de Domingo Martínez Garrido en la tercera de las ventanas enrejadas, que lleva por título Noche con magia y es un fragmento de una obra de formato más amplio. “Es un nocturno, pero son también los colores del otoño”, explica, y pone la atención en los amarillos y en los reflejos del río. El cuadro está acompañado por una tercera obra, Plaza del Cardenal Belluga, que está situada en el más alto de los balcones del lateral de la fachada. En ella, el otoño está presente no en la vegetación, sino en la luz del conjunto y la sombra que el Palacio Episcopal proyecta sobre la plaza.

La exposición la cierra la cartagenera Piedad Martínez Torres, que ha llevado a Santa Quiteria tres óleos sobre lienzo. Dos de ellos, situados en las ventanas enrejadas, muestran un motivo común: una puerta entreabierta que, intrigante, deja ver un jardín. “Siempre me ha gustado el tema de las puertas y las ventanas; esa idea de apertura hacia lo desconocido, ese juego de lo de dentro, lo de fuera…”, explica la artista. Una puerta que, en la primera de las obras, Celebración, está acompañada de una mesa puesta; y en la segunda, por el objeto que da título al cuadro: El bastonero de Elicia.

La tercera de las obras, Flora, aparece en el piso inmediatamente superior. Se trata de una figura femenina que, escudada por una rama de almendro, estuvo expuesta en la Sala Alta del Casino este mismo año, y ahora mira abajo, hacia la calle, desde el último de los balcones intermedios de la fachada. Un tema, el retrato femenino, que la artista siempre procura incluir para hacer a la mujer presente en sus exposiciones.

La muestra, con este mosaico en torno al otoño, estará en los balcones de Santa Quiteria toda la estación, y pondrá en la calle sus naranjas, marrones, amarillos, blancos y grises hasta que, con la llegada del invierno, el palacio renueve el color de sus ventanas.

Redactora y editora de El Visitante.

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