I Ruta de la Creatividad: casi cien artistas para la exposición inaugural del Cuartel de Artillería

Desde las ventanas de las gruesas paredes de piedra puede verse, entre las ramas de los árboles, el tiovivo que gira con sus luces en la plaza del Cuartel de Artillería. Al volver la vista al interior, los asistentes a la inauguración van y vienen bajo la altura de las rectas columnas, y todo el espacio de la primera planta presenta, en las hileras de enrejados paneles de hierro, más de 85 obras de un mismo formato que apenas unas horas antes estaban todavía en el caballete, recibiendo los últimos retoques de sus autores en distintas plazas de Murcia y a la vista de los viandantes.

Es la exposición inaugural del Pabellón 1 del Cuartel de Artillería, la muestra que, abierta al público el pasado 13 de diciembre, reúne las obras resultantes de la I Ruta de la Creatividad; un evento organizado por Keyhole Art Fair junto con el Ayuntamiento de Murcia y Cuartel Murcia Cultura que ha permitido a los ciudadanos asistir a la creación de obras en directo en hasta seis plazas de Murcia, y verlas expuestas ese mismo día como apertura del remodelado Cuartel, que será un nuevo espacio de exhibición y producción artística. Casi un centenar de artistas que, en un mismo formato de 1×1 y técnica y temática libre, han llevado sus caballetes a la calle y han realizado sus obras a lo largo de una jornada de ocho intensas horas de trabajo.

La I Ruta de la Creatividad nace como evento paralelo a Keyhole Art Fair, la feria internacional de arte que empezó su andadura en Murcia hace dos años y ha continuado su siguiente edición en Málaga como feria itinerante. Sin embargo, Keyhole ha vuelto a mirar a Murcia para que sea escenario del primer evento de este tipo que la feria organiza, y propuso el proyecto para que ese recorrido de arte en vivo por las calles culminara en el Cuartel de Artillería como parte de su reapertura, y formara con las obras generadas su exposición inaugural.

“Era una manera también de que el arte se acercara directamente a la gente”, dice Sofía Martínez, directora de Keyhole Art Fair. “El hecho de tener a los artistas en la calle, de encontrar allí las obras y poder presenciar todo el proceso me parecía algo muy interesante, y ya que era un espacio, el Cuartel de Artillería, que va a dar más vida a la ciudad, que fuera la propia ciudad la que empujara a llegar hasta aquí en un recorrido”, explica quien es, además, directora de la Galería Léucade y Galería El Punto Rojo.

La plaza de la Universidad, Santo Domingo, Belluga, el Plano de San Francisco, la plaza de la Ciencia y la plaza del propio Cuartel de Artillería serían los seis enclaves de la ruta, que terminaría por tanto en el Pabellón 1, donde esa misma tarde podría verse la exposición con todas las obras realizadas esa misma jornada; todo ello con más de 85 pintores y escultores procedentes de Murcia, pero también de Andalucía, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana.

La ubicación de los artistas en las plazas no ha sido casual. “Era muy difícil hacer el reparto de plazas, pero estaba todo muy meditado”, dice Sofía Martínez, y explica cómo, a la hora del montaje, se han dispuesto las obras también según las plazas, de manera que las piezas que han sido elaboradas en un mismo punto de la ruta pueden verse en la exposición unas junto a otras.

En la plaza de la Universidad, inicio del recorrido, todo es trasiego de gente joven durante la ruta. Una carpa blanca ocupa toda la plaza, y entre los arcos de la pérgola, una segunda carpa en rojo resguarda los caballetes de los artistas que bajo ella trabajan. Al acercarse huele a pintura. Algunos de ellos están pintando con spray, entre ellos la sevillana María Die, que está empezando a poner color a su obra.

“Estoy haciendo un retrato, un rostro”, explica la artista mientras trabaja. “Suelo trabajar con un estilo realista o similar al realismo, y suelo representar mucho a la mujer, en este caso a una niña”, dice. Para la artista, este tipo de iniciativas son muy necesarias tanto para los artistas como para los ciudadanos, y lo es aún más cuando se trata del grafiti. “La naturaleza del grafiti es la calle, en este caso en un lienzo porque está vinculado a la exposición, pero es una buena iniciativa retomar la creación de donde proviene este tipo de arte”, dice la artista sevillana.

Bohemio, Juan Belando, Lucas Brox con Julia Goma, Manzanares, Cristóbal Pérez con sus alumnos de Galería Léucade, Amanda Van Mierlo, Rebeca Va y Virtoc son otros de los artistas asignados a la plaza de la Universidad, cuyas obras pueden verse junto a la entrada a la exposición, prácticamente a modo de bienvenida.

La mayoría de ellos, explica Sofía Martínez, tienen en común el haber participado en Keyhole Art Fair, además de, en muchos casos, compartir un estilo similar y conocerse personalmente. “Pienso que el nivel personal acaba influyendo también en la obra: si estás trabajando con alguien que conoces y tienes buena relación al final vas a trabajar mejor”, dice Sofía Martínez, que ha tenido en cuenta esta conexión entre los artistas a la hora de emplazarlos en la ruta.

La siguiente parada corresponde a Santo Domingo. Al pie de la iglesia que da nombre a la plaza, unos jóvenes artistas pintan en los alrededores de una nueva carpa roja, y cubren en hilera toda la pared. Como están de espaldas al paseo, las obras quedan de cara al público, y los transeúntes, al pasar, desvían sus ojos hacia los lienzos y llegan a detenerse ante ellos.

Uno de los artistas, Víctor Marco, pinta sentado, inclinado ante los tonos verdes de su lienzo. Hace viento, y está concentrado en las pinceladas. Para él, no hay mejor manera de abrir un Pabellón que haciendo una exposición de artistas de Murcia, además de otras ciudades. “Está muy bien porque sales a la calle, puedes ver a la gente, pintar en vivo… el único problema es que para los que estamos pintando aquí resulta un poco estresante”, admite riendo, aunque ya es el tercer evento de pintura al aire libre en el que participa. “El problema es el tiempo. En un día tienes que hacer un cuadro muy grande, pasa mucha gente, hace viento…”, explica. Una forma de trabajo que acerca la pintura al público, pero es a cambio muy distinta al trabajo habitual en la quietud del estudio de un artista.

También María Bernabé pertenece a los artistas escogidos para Santo Domingo. Fue accésit en el certamen Creamurcia de Artes Plásticas del pasado curso, y en la ruta está trabajando ‘En mitad del discurso I’, cuya segunda parte ya podía verse en la exposición colectiva ‘Echeveria’ de la Galería El Punto Rojo, visitable en estas fechas.

En mitad del discuro II ya está pintado, por absurdo que parezca; pero esto lo empecé y como me dijeron que fuera de 1×1 lo he traído, daba la casualidad de que el formato era el mismo”, explica, y a la hora de valorar la experiencia coincide con su compañero: “Para llevar la cultura al público general está bien, porque generalmente las personas que les interesa el arte saben adónde ir y al final son los únicos que van a las galerías, pero la gente que no está dentro de ese círculo vive muy ausente de todo eso. Ahora bien, como método para crear obra no es el más efectivo. Es más el momento de acercarse al público que en sí la producción”, dice; y explica que en este tipo de eventos los artistas tienen que adaptarse a una forma de trabajo que quizá no le es propia. “Como iniciativa me parece bien, pero más para la gente que para nosotros mismos”, concluye con una sonrisa.

A Víctor Marco y María Bernabé se suman, en esa misma plaza, Cintia Andújar, Joaquín Berenguel, María Briones Ballester, Carlos Cotes, Marisol Gorem, Luis Guerrero, Maribel Mateos López, Manolo Sales, Patricia Ruiz y Eduardo Velayos, la mayoría de ellos artistas jóvenes y con una clara vinculación con Murcia.

“Son artistas que yo pienso que prometen un montón a pesar de su corta edad”, dice Sofía Martínez, que los ha «fichado» a raíz de exposiciones colectivas de su galería, con vistas a que realicen su propia individual en un futuro. A estos jóvenes pintores se sumarían otros más veteranos en cuanto a obra, aunque con trayectoria expositiva de reciente iniciación y, por tanto, con ese punto en común. Unos artistas que, en la exposición, pueden verse a continuación de la plaza anterior, hacia el interior de la sala.

El itinerario de la ruta continúa en la plaza del Cardenal Belluga. En ella, junto a la fachada del Palacio Episcopal y en presencia del imafronte de la Catedral, una nueva selección de artistas está pintando a pie de calle. Suenan villancicos entonados desde las inmediaciones de la Puerta del Perdón, y entre el enorme trasiego, los pintores trabajan mientras algún fotógrafo captura la imagen y los viandantes, de cuando en cuando, se acercan a los artistas e intercambian alguna impresión con ellos.

Entre los pintores está Manuel Vacas, que trabaja en una obra de su próxima exposición, que tendrá lugar este nuevo año y donde podrá verse un cambio radical en su pintura, en la línea de la obra del artista que pudo verse, por ejemplo, en el Laboratorio Artístico del Carmen (LAC) como parte de la exposición colectiva ‘Ex libris’. “Es otra línea. Es como más cercano al pop art y con un trasfondo conceptual, todas las obras tienen su discurso y su historia”, explica Manuel Vacas, que valora el evento de forma muy positiva, tanto por la reapertura de los Pabellones del Cuartel, sobre todo de cara a los artistas jóvenes, como por el hecho de llevar a la calle arte en vivo. “Es un rato que das ambiente a la ciudad, que el ciudadano se acerca, ve el arte… a mí me parece interesante”, dice el artista.

En esa misma plaza están ubicados Rafael Alonso, Fernando Arribillaga, Petrus Borgia, Alberto Caride, María José Caride, Francisco Javier Carpe, Equipo Línea Viva, José María Garres, Zaida Jiménez Perona, Gelu Pérez, Ana Piñera, Francisco Sáez Martínez, Sofía Torneo, Silvia Viñao, y también María Dolores Martínez Belmar, quien, concentrada en su caballete, pinta el interior de una habitación.

“Me gusta el juego que dan las sábanas, y también el interior y la luz natural de la ventana… es cuestión de probarse a uno mismo y ver qué sale”, dice la joven artista, y cuenta con una sonrisa que es la primera vez que participa en un evento de pintura al aire libre. “Lo recomiendo mucho, porque ya es dar pasitos dentro del mundo del arte en mi caso, porque hay gente muy consagrada. Y también es una forma de hacer que la gente entre más en contacto con el arte, no solo en un museo, sino que vea cómo se genera, quién es la persona de tú a tú. Me parece algo muy bonito para extender la cultura”, dice María Dolores Martínez Belmar.

En este caso, los artistas comparten, en su mayoría, el formar parte de un colectivo artístico, como Trazo 6 o aKebal; además de pertenecer a la misma generación y haber compartido exposiciones a lo largo de sus distintas trayectorias. A estos pintores se uniría una sección de artistas más jóvenes, como es el caso de María Dolores Belmar, que constituirían una transición entre los seleccionados para Santo Domingo y los de Belluga. Esta última plaza aparece, en la exposición inaugural, en el grupo de obras del fondo de la sala, siguiendo la primera fila de paneles.

Al salir de la plaza de Belluga, de camino al Cuartel de Artillería, se llega al siguiente punto de la ruta: el Plano de San Francisco. En esta ocasión, los artistas han dejado la carpa roja vacía, y han optado por instalarse con sus caballetes bajo la sombra de los árboles, a lo largo de la balaustrada del río. Allí, entre el Puente de los Peligros y la Pasarela del Malecón, trabajan en sus cuadros y acuden a ver las obras de sus compañeros. Mientras tanto, y en más de una ocasión, los transeúntes se desvían del paseo para andar entre los caballetes y observar los lienzos.

Una de las artistas es Carmen del Barrio, que está pintando un nocturno del río con vistas a la Pasarela del Malecón. “El otro día venía por el paseo y vi la zona esa noche. Me gustó mucho los tonos que salieron, y dije: «voy a interpretarlos». Es un tema que capté viniendo por el paseo”, dice la pintora, que es del Barrio del Carmen y está trabajando su cuadro con espátula y pincel. “Lo del Pabellón 1 es un lujo para el barrio”, dice sobre la reapertura del Cuartel. “Lo estamos pidiendo ya tiempo, que tuvimos la suerte de que nos dejaran ese reciento para el Carmen, y hay que aprovecharlo, porque es una preciosidad de edificio y de espacio”, concluye.

También en el Plano de San Francisco está Pedro García Jiménez, con su cuadro apoyado sobre la mesa. Lo ha realizado con pintura, solo que en estado sólido; retazos de acrílico que el artista trata y utiliza a modo de collage.

“Es una idea que tuve hace algunos años de reutilizar la pintura acrílica, que cuando se seca se comporta de otra manera. Pensé que era una nueva materia que había surgido de la casualidad e intenté formalizarla para que tuviera un sentido, porque me parecía que se podían crear objetos realmente bellos a partir de eso”, dice el artista, que llega incluso a hacer planchas con pintura sobre plástico fino que, al solidificarse, puede cortarse y manipularse como si fuera un tejido.

“Este cuadro simula una ciudad como cualquier otra ciudad, y da la sensación de que sobre un material reciclado podemos crear una estructura más limpia, más para vivir”, dice Pedro García Jiménez, que piensa que iniciativas de este tipo, donde el público puede entrar en contacto con el arte y al mismo tiempo con el artista, deberían prodigarse mucho más.

Amparo Alegría, Francisco Ayllón, Cortés Abellán, Nacho García Moreno, J.M. Hernández Alburquerque-Tone, José Antonio Lorca, José Manuel Peñalver, Pako Salcedo y Vicente Tiburcio son otros de los artistas del Plano de San Francisco. Varios de estos artistas han sido alumnos de Peñalver, con la consecuente afinidad de estilos; y muchos de ellos, además, están dedicados a la docencia y tienen ese punto en común. En la exposición inaugural, sus obras cierran la sala en el extremo que queda a la derecha de la entrada.

Después de atravesar el puente, rodeando el Museo de la Ciencia, una nueva carpa roja pone al espectador sobre aviso: ha llegado a la siguiente plaza de la ruta. Los caballetes están plantados en toda la distancia de la plaza, y en ellos los artistas trabajan. Varios viandantes se detienen junto a ellos a conversar sin prisas, y de pronto, un nutrido grupo de niños en bicicleta llegan a la plaza con vistosos cascos de colores. Todavía con los cascos puestos, dejan la bicicleta junto a su monitor y, solos o con unos pocos amigos, se asoman tímidos para ver los cuadros.

Uno de los lienzos que están mirando es el de Miguel Ruiz, que pese a trabajar habitualmente con acuarela, en esta ocasión está utilizando el óleo. “He tenido que atender a dos colegios, y me lo he pasado muy bien con los críos, a ver si ellos también disfrutan mucho. Es muy interesante que los niños vean pintar al natural, que vean que la pintura hay que hacerla. Es una manera de hacer nuevos fieles al arte”, dice el pintor, que está diluyendo el óleo con disolvente, aplicándolo en spray sobre los trazos del lienzo. “Siempre es divertido el pintar y el ver qué pasa, y crear. Siempre ocurren cosas interesantes”, dice Miguel Ruiz, mientras sigue trabajando.

Frente a él, en el interior de la carpa, la obra del caballete muestra la torre de la Catedral de Murcia, y su autora, Rosa Torralba, acaba de disponer sus bártulos para proseguirla. “Venimos de Albacete unos compañeros y yo, y allí hacía muchísimo viento, muchísimo frío. Venir aquí ha sido el paraíso, el clima que tenéis es estupendo”, dice la artista riendo. “Me he traído un poco preparado el cuadro. Estoy plasmando la Torre de la Catedral, y ahora voy a colocar los colores y a seguir”, explica, y tiene claro que la ruta resulta muy interesante: “Es un evento que tenéis en Murcia que es la primera vez que se hace, y ojalá lo repitieran aquí y se contagiara a más ciudades”, dice sonriente.

Otros artistas emplazados en el entorno del Museo de la Ciencia son Conchi Aguilar, Juan Pedro Esteban Nicolás, Charo López de Pablo, M. Lozano, Paco Mora, Isabel Picazo, Rafael Picó, Charo Preciado, Fran Rodri, Luis Ros, Ramón Torres y Alberto Sánchez Velasco, muchos de ellos procedentes de Albacete, con trayectoria expositiva común y similitudes en algunos de los estilos. En la exposición inaugural, sus obras se suceden en el pasillo que, a mano derecha, conduce al interior de la sala, en dirección a los artistas del Plano de San Francisco.

La última plaza de la ruta, la del propio Cuartel de Artillería, está reservada para la parte más rompedora. “Eran sobre todo artistas que se dedican a arte urbano”, dice Sofía Martínez, e indica que, al igual que la ruta comenzaba en la Universidad con artistas como María Die, Bohemio o Virtoc, que trabajan este tipo de arte, en la plaza del Cuartel se encontraban Anbel, Akore, Willy Arenas, M. Azorín, Raúl Estal, Goyo203, Hamgeo, Kako, Jennifer-Virginia Rotter, Salvaje Selva, Smael Uno y Unoaisaac, varios de ellos miembros del colectivo La Compañía de Mario (LACDM), de Los Alcázares.

Dos de las obras de esta plaza, las de Kako y Salvaje Selva, tenían una peculiaridad, y es que, aunque funcionan como obras independientes, han sido hechas como parte de una totalidad; un soporte de 2X2 donde han sido trabajadas y de donde se podían descolgar. “Son dos trozos, que se ven como obra funcional también individual, pero al final son parte como de un puzle de otra pieza mayor. Me encantó la idea de cómo lo propusieron así”, dice Sofía Martínez.

También en la plaza del Cuartel estaban los artistas de la Asociación para Personas con Síndrome de Down (ASSIDO). Instalados junto a una palmera, trabajan con la pintura apoyada en los bancos, donde también hay gorros de Navidad. Ellos son José David Muñoz, Irene García Pina y María Isabel Lax; tres de los artistas de Assido con más trayectoria pictórica. “Todos los años hacemos una exposición en el Colegio de Arquitectos, y José David Muñoz este año va a hacer una exposición individual”, dice Eva Mesas, arteterapeuta y mediadora artística en la asociación. “Tenemos un centro de arte, un espacio para facilitarles que cada uno tenga su estilo propio. No es dirigido, sino que es dejarles que cada uno haga lo que quiera, que tenga su espacio desde su creatividad, desde lo que cada uno quiere expresar”, explica Eva Mesas.

En cada plaza había, por supuesto, distintos escultores que, aunque podían llevar una pieza ya terminada para su posterior exhibición, han estado trabajando en directo. “Quise repartir el tema de los escultores para que estuvieran en diferentes plazas y todo el mundo pudiera ver escultura”, dice Sofía Martínez. Es el caso, por ejemplo, de Alberto Sánchez Velasco, que estuvo esculpiendo en la plaza de la Ciencia.

“Estuvo trabajando una escultura que era la forma de un plátano, que llevaba realmente haciendo esa obra varios meses”, dice la directora, y señala la casualidad de que en esas fechas estuviera de actualidad la controversia generada por Art Basel y ‘Comediante’, la obra de 120.000 dólares que consistía en un plátano pegado a la pared con cinta adhesiva. “Me encantaba que la gente pudiera ver eso, porque suelen ver la escultura, pero no todo el proceso que hay detrás”, añade.

Las esculturas, colocadas en la sala con independencia a las plazas escogidas para sus autores, marcan el inicio y el fin de la exposición con ‘Sphid Stratos’ de Hans Some, que recuerda a la forma del Big Bang y por lo tanto a un comienzo; y la obra de Andrea Lopardo, que hace referencia a la muerte.

Cada obra contiene, además, un código QR en su cartela que conduce a un enlace donde puede consultarse título, técnica, medidas y precio, además del nombre del artista ya visible en la propia sala.

A la pintura y escultura se unen las otras disciplinas artísticas que acompañaron el acto de inauguración en la sala del Pabellón 1, con performances que incluyeron una poesía bailada, con Laura Acosta recitando unos versos de su autoría y Sara Acosta danzándolos; o los malabares con fuego de Natividad Indinay, también en relación con la poesía.

Una exposición que ha inaugurado el Pabellón 1 del Cuartel de Artillería del Ayuntamiento de Murcia con casi un centenar de artistas, y que ha permitido que, en un mismo día, el espectador pudiera ver el proceso de creación de una obra al completo hasta verla expuesta en la sala. Hasta el próximo 8 de enero, las piezas realizadas en la ruta estarán en la sala para el público, con esas conexiones estilísticas, personales y expositivas que se dan entre ellas y enriquecen el paisaje de pintores y escultores presentado.

Redactora y editora de El Visitante.

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