Cuando las puertas del ascensor transparente se abren, y después de atravesar el arco negro en forma de cerradura, aparece el largo pasillo con la acogedora luz de las habitaciones que, con las puertas abiertas, tienen en su marco un cartel con nombres y fragmentos de obras encerradas en el logotipo de cerradura. Al caminar, pueden verse los cuadros que, en cada habitación, están apoyados en paredes, muebles y camas; y los artistas, mientras tanto, esperan en el interior la entrada de los espectadores; hablan entre ellos de puerta a puerta, o reciben a quienes, con curiosidad, se adentran en el cuarto llamados por alguna obra y sonríen por la invitación del autor a echar un vistazo.
Es Keyhole Art Fair, la feria internacional de arte bajo la dirección de la galerista Sofía Martínez que, del 28 al 30 de septiembre, ha convertido las habitaciones del Hotel Nelva de Murcia en stands donde los artistas participantes han podido mostrar su trabajo y acercarlo al público. Esta primera edición, complementada por un salón de eventos con actividades en torno a la danza, el teatro, la música y las demás artes, ha contado en su catálogo con un total de 55 artistas, con una buena representación de la Región y de distintas ciudades de España y de países como Taiwán, Irán, Hungría, Portugal o Argentina. Una feria internacional que es la primera en realizarse en Murcia, y que busca romper moldes con respecto al modelo tradicional de feria de arte.
Una de las novedades de Kayhole Art Fair con respecto al habitual modelo de feria es que a la pintura, escultura y fotografía se le han sumado las otras disciplinas en los eventos celebrados durante todo el fin de semana, y que han incluido teatro, danza, conciertos de música, un taller de cine y la presentación de un libro, además de las actividades y demostraciones de pintura en directo. Una feria que ha aunado las distintas artes, y que ofrece además otro rasgo distintivo: es el propio artista, sin la figura intermediaria de la galería o del comisario, quien se encarga de su stand y de su obra; algo que, sumado al formato de feria de hotel, hace que el público pueda entrar en contacto con los autores de una forma más cercana. “El hecho de que esté el propio artista ahí y puedas conocerlo en persona hace que sea como más humano y más cálido, también por el hecho de que sea un hotel. Es que puedes incluso estar sentado en el sofá con él hablando. Es una manera de verlo totalmente diferente a otro tipo de ferias”, cuenta Sofía Martínez, directora de Keyhole Art Fair.
Núria Farré, Carlos Muro, Perla Fuertes, Pablo Isidoro, Belin, Esteban Campuzano, Amancio González, Rebeca Sánchez, Jesús Coyto, Carmen Mansilla y Cortés Antequera son algunos de los participantes en la feria, junto con artistas procedentes de Lisboa, Londres, Budapest, Buenos Aires, y también Estados Unidos, Irán y Taiwán. Una feria de arte que, en su primera edición, ha nacido internacional.
Una buena muestra de ello es la habitación que reúne a los fotógrafos internacionales Zsolt Bátori, Paula Ra Gibson, Susan Keiser, Nancy Oliveri y Paula Zucotti. “Todos ellos han ganado los premios más importantes del mundo que hay de fotografía; uno de ellos es por ejemplo el premio Julia Margaret Cameron. Además jamás habían expuesto ni siquiera en España, y directamente aquí los tenemos en Murcia para esta feria”, dice Sofía Martínez, sentada en el sofá de la recepción del hotel, detrás de la mesa donde los voluntarios reciben a los visitantes que entran por la puerta giratoria de la planta baja.
En la habitación dedicada a estos fotógrafos internacionales, es Zsolt Bátori (1966), de Budapest, quien muestra los trabajos y atiende las visitas. Cuando ve que alguien entra, se levanta del ordenador, y aunque habla inglés, en primera instancia prefiere utilizar el castellano. Los trabajos que en la habitación pueden verse son muy diferentes. La mayoría, explica el fotógrafo, son fotografías artísticas, aunque de estilos muy distintos; y entre ellas hay otras que siguen una línea más antropológica.
“He pasado por la habitación”, cuenta Sofía Martínez, “y como también es filósofo estaba hablando de filosofía con un chico que había de visita en la feria, y me ha llamado la atención eso: todo lo que se puede crear; que vengas a una feria de arte y acabes hablando con un fotógrafo húngaro sobre filosofía. Me parece muy mágico todo ese tipo de cosas que de repente gracias a una feria de este tipo se puedan llevar a cabo”, dice la directora.
En esta primera edición, hay artistas que, al saber quién formaba la dirección, han apostado directamente por el proyecto. Es el caso, por ejemplo, de Núria Farré (1992), de Barcelona. Aunque suele acudir a ferias con la galería Yiri Arts de Taiwán, en esta ocasión es ella misma quien ha traído sus obras a Murcia, y quien atiende a los visitantes que entran en su habitación. La artista confiesa que, dedicada a pintar en su taller, no está acostumbrada a vender ni a mostrar ella misma su obra; aunque también le ilusiona conocer a los asistentes, a los otros artistas, y ver qué tipo de público está interesado en este tipo de eventos; y todo con un estilo de feria diferente.
“Cuando he ido a ferias ha sido con galerías, y suelen ser mucho más serias. Aquí es como más distendido, te puedes relajar. Al final todo el mundo va a ver la cama en la que vas a dormir esa noche, es bastante más íntimo”, dice Núria Farré, y muestra los bocetos que pueden verse al entrar, encima de la cama, y que incluyen desde trabajos realizados hace dos o tres años hasta los más recientes.
“He querido traer los últimos que he hecho, porque son de la última serie que se va a exponer el mes que viene en la galería de Taiwán”, dice; y enseña también las obras que, de formatos más amplios, quedan en la habitación apoyada en la pared, y pertenecen a su serie Autorretrato, que pudo verse en Murcia el pasado año y llenan la habitación de contrastados claroscuros.
También Carlos Muro (1947) decidió participar en la feria desde un primer momento. Desde el pasillo, los cuadros apoyados en los muebles y pared de la habitación parecen enormes fotografías en blanco y negro. Cuando el artista toledano invita a pasar, al ver de cerca las obras se aprecia que son en realidad pinturas de una pincelada que se diría puntillista. Su tamaño es menor al que acostumbra a trabajar el artista, para facilitar el transporte y mostrar al público una obra que se adapta al tamaño requerido para las paredes de una casa.
“Tengo algún retrato, algunos paisajes urbanos, y luego hay también un nuevo tema; un proyecto que empecé que es de botellas y de bodegones que pinto todo de blanco”, dice Carlos Muro; y explica que, para realizar estos nuevos bodegones, pinta de blanco todos los elementos con un spray mate y trabaja sobre esa base. De estos bodegones hay en la habitación unas primeras pruebas, y un cuadro con el tema más elaborado, situado sobre la cama, y donde el artista busca algo más propio; un proyecto a largo plazo que se materialice en una exposición, y que tiene en estos cuadros sus primeros apuntes. Para el artista, cualquier iniciativa que se haga para el arte es bienvenida, y más en el momento actual. Y si participa en la feria es, precisamente, porque Sofía Martínez está en la dirección. “No podía faltar”, dice rotundo. “Solo espero que sea un éxito en Murcia, y que la gente venga ya no digo a comprar, sino simplemente a disfrutar de la obra”, concluye.
En otra de las habitaciones, en el cartel junto al marco de la puerta se lee el nombre de Perla Fuertes, y dentro del símbolo de cerradura que lo ilustra aparece una de sus figuras femeninas sumergidas en agua. Ya en la habitación, hay sobre la cama tres obras verticales del mismo tema, de formato amplio, acompañadas por otros óleos y carboncillos que fueron realizados para la exposición Caja de agua II. “Trata de figuras sumergidas en el agua, y cada una de ellas representa las diversas situaciones por las que hemos podido pasar a lo largo de nuestra vida”, explica Perla Fuertes, y enumera algunos de los estados que representa: el agobio, el no poder respirar por circunstancias imprevistas; la búsqueda de una salida, ya sea a través de un impulso o de un giro dado a la propia vida… situaciones que quedan reflejadas en el movimiento de estas figuras, con títulos como Renuncia o Respirar.
“Ha sido una experiencia positiva y enriquecedora. Al organizarlo en estos espacios más reducidos como son las habitaciones del hotel, el trato al público se ha hecho más cercano”, dice la artista; y explica que los visitantes se animaban a preguntar y a indagar sobre la obra de forma más espontánea, con un diálogo más relajado; además de que se sorprendían por un lugar expositivo tan singular que permite, en un solo espacio, ver mucha variedad de obra. “Por otra parte, al tener tan próximos a los demás pintores se establece una comunicación muy cordial y agradable donde cada uno podíamos exponer y comentar nuestros trabajos”, concluye.
En el mismo pasillo, uno de los cuartos, muy transitado y con música puesta, ya deja ver, en el símbolo de cerradura que aparece bajo el nombre, uno de los característicos retratos de Belin (1979), y que han sido bautizados como postneocubistas. Ya en el interior, aparece el colorista estilo de las obras del artista jienense, que combinan la línea y el color con fragmentos de corte hiperrealista. En paredes y muebles puede verse una selección del último año y medio junto con algunos de sus cuadros más recientes; además de trabajos de épocas anteriores, de un marcado estilo realista; y otras obras más expresivas, con trazos superpuestos, que suponen para el pintor un desahogo.
“Hay también obra gráfica, como litografías trabajadas en un taller de París; grabados, aguafuertes, serigrafías, óleos, dibujo a lápiz, camisetas, sudaderas, cojines… hasta la funda del edredón”, dice el artista, que ha realizado, además, una demostración de pintura en directo dentro de la programación de la feria. “Yo creo que España tiene que subirse al tren de la modernización de muchísimas cosas, entre ellas el arte. Este tipo de ferias, sin mirar a ésta, pasan en Hong Kong, pero aquí en España no. Creo que es muy interesante que esto empiece a aparecer, porque el futuro es éste”, dice Belin, y recuerda el atractivo añadido para el público de poder conocer al artista y ver las obras de cerca.
Otra de las habitaciones muestra un estilo distinto. Son los relieves de los cuadros de Pablo Isidoro (1964), hechos tanto en óleo como en técnica mixta sobre tabla-yeso. En el baño pueden verse obras de una época anterior; una serie sobre arquitecturas en ruinas realizadas en 2014; y en el resto del cuarto aparecen los colores terrosos y característicos relieves que contienen en ellos una temática: la de la fila. “Todo en nuestra sociedad está de alguna manera relacionado con una fila. La democracia mismo, estéticamente, es una fila”, dice Pablo Isidoro, de brazos cruzados junto al mueble de la habitación. “Se puede hablar de un cierto parecido con la escultura, porque hay tridimensionalidad. El cuadro sale del plano y trabajo en el con distintas texturas”, explica el artista madrileño; unas texturas que, en su interior, guardan un lugar para las hileras de pequeñas figuras.
“La serie la he titulado Los caminos del agua porque el agua influye mucho en las erosiones del material y le da estas particularidades que tiene. Por eso, aunque el agua se evapora y desaparece, quería que estuviera de alguna manera representada. Es una parte muy importante en la creación del cuadro”, explica Pablo Isidoro. Unas obras que, puestas sobre los muebles del cuarto, pueden ser examinadas por el público con toda libertad. “A mí me parece que el trabajo que se está haciendo es maravilloso. Esta es la primera edición, y ojalá que se extienda en el tiempo y que de alguna manera se imponga, porque me parece importantísimo este tipo de iniciativas” dice el artista sobre una feria que, menos masificada, permiten poner en una misma dimensión a público y artistas.
Junto a los artistas consagrados, Keyhole Art Fair tiene espacio también para el talento más joven. Es el caso de Pedro Abellán (1999), de 19 años; el artista más joven en participar en esta feria internacional de arte. Comparte stand con la artista caravaqueña Ana Vacas; que fue precisamente quien, como comisaria, le propuso participar en la exposición del proyecto Icon Talents, asociada al periódico El Noroeste; y a raíz de esa exposición, conoció a Sofía Martínez y pasó la selección para participar en la feria.
“En general yo trabajo la figuración; una figuración que dialoga con la fotografía”, dice el artista yeclano, y señala las obra donde trabaja con imágenes de selfies. “Por ejemplo, en la serie de los selfies parto de una fotografía que parece que no tiene nada que ver con lo artístico; un selfie es algo que tú mandas en un momento y que está destinado a desaparecer. Y me gusta la unión que se genera con el bolígrafo, que también parece un medio no diseñado para el dibujo”, dice Pedro Abellán, que valora de forma muy positiva no solo que los artistas más jóvenes puedan tener visibilidad en la feria, sino que sea la primera vez que se celebra un evento de este tipo de Murcia.
También está en la feria Muher, la pareja de artistas Manuel Herrera y Francisca Muñoz, que han llevado a su habitación en Keyhole Art Fair el colorido que es el sello de su firma. “Hemos traído una recopilación de trabajos de épocas diferentes que corresponden a algunas exposiciones; por ejemplo una de flores que hicimos en el Casino; otra que hicimos en Murcia en el Palacio Almudí sobre temas murcianos y de la Región…”, enumera Francisca Herrera.
“También hay algún bodegón muy antiguo y primitivo pero que nos gusta; lo teníamos en nuestra colección y al ser en formato un poco más reducido pues hemos pensado que podía estar bien traerlo y mostrarlo aquí en la feria”, señala la artista; y añade que siempre le parece interesantísima cualquier iniciativa que promocione el arte y lo acerque a todos los públicos.
También Manuel Vacas (1961) y Carlos Menéndez (1968) valoran la feria muy positivamente. Los dos artistas, que pertenecen al grupo de arte creación Trazo6, comparten espacio en Keyhole Art Fair, y muestran en él sus trabajos, de estilo realista. Por parte de Carlos Menéndez, las obras pertenecen a distintas líneas de investigación que el artista está llevando a cabo actualmente, con pan de plata sobre estuco y centrados en el retrato y el cuerpo tatuado como tema; y por la de Manuel Vacas, la habitación reúne una selección de pintura urbana, con obras procedentes de exposiciones anteriores y otras inéditas, de una colección completa sobre viajes que podrá verse expuesta en Murcia próximamente.
“Me parece muy positivo, es una manera de que el público se acerque a ver arte desde otro punto de vista. Entra en contacto directo con el artista, tenemos la oportunidad de conocer el feedback que tiene el público con nuestra obra… Me parece un acierto total”, dice Carlos Menéndez sobre la feria. “Es un modelo interesante porque al mismo tiempo es asequible”, añade Manuel Vacas. “Y luego el hecho de que se haga una feria de esta magnitud en Murcia. Con la cantidad de artistas que hay aquí, también nosotros vamos a visitar las otras habitaciones, y es de lo más interesante”, concluye.
Mientras tanto, en el salón de eventos de la feria, y rodeados en las paredes por cuadros de diferentes autores, Espinosa (1991) y Virtoc (1983), artistas presentes en el catálogo de la feria, están dando los últimos retoques a las obras realizadas en la demostración de pintura en directo. Tenían dos horas para trabajar, y mientras Virtoc ha realizado unos flamencos con su método de trabajo habitual, Espinosa ha hecho una improvisación con spray y pintura acrílica. “Como me dedico al mundo del mural, he intentado trasladar un poco lo que hago en el casco urbano, en las paredes del exterior, al interior con un tablero”, explica el artista.
Una feria que ofrece una amplia variedad de trabajos de artistas contemporáneos, y que guarda también una habitación dedicada a pintores murcianos del siglo XX, con obras de Avellaneda, Sofía Morales, Molina Sánchez, Párraga y José Barceló. Un homenaje a algunos de los nombres más emblemáticos de la pintura murciana del pasado siglo, y que representa las raíces de la Región que ha sido escenario de esta primera edición de la feria.
Está previsto que las siguientes ediciones de Keyhole Art Fair tengan lugar en hoteles de otras ciudades de España, e incluso de otros países, fiel a la esencia internacional que ha hecho que su catálogo sea bilingüe, con los textos tanto en inglés como en castellano. La ciudad que será sede de la próxima edición se anunciará previsiblemente en diciembre de este año, junto con las bases para participar en ella. Hasta entonces, y durante este fin de semana, ya ha quedado celebrada, y con éxito, la primera feria internacional de arte en Murcia.