Antonio Sánchez lleva ‘Reflejos de la actualidad’ a la Sala Alta del Real Casino

El óleo del coqueto apunte de un paisaje urbano queda reflejado, junto con el blanco de las flores del jarrón, en el brillante color negro del piano que preside el centro de la sala. A su alrededor, enmarcados en un plata salpicado de cálidos tonos, aparecen paisajes de edificios que reciben las primeras luces del día; vistas del puente que, rodeado de ciudad, se refleja en las aguas del río; calles y ambientes envueltos en la cartagenera brisa del mar, y bodegones que, en su claroscuro, ponen en el cristal el reflejo de los primeros rayos de luz.

Es Reflejos de la actualidad, la muestra de Antonio Sánchez que, desde el pasado 7 de septiembre, reúne en la Sala Alta del Real Casino una colección de 23 óleos centrados en escogidos paisajes de Murcia, así como de Cartagena y París, que el pintor interpreta bajo los característicos tonos de las primeras luces del día. Una muestra que, con Miguel Olmos como comisario, contó en su inauguración con la presencia del alcalde de Murcia, José Ballesta; el concejal de Cultura, Jesús Pacheco; y el presidente del Real Casino, Juan Antonio Megías; y que tiene como precedente, en la misma Sala Alta, la exposición Interiores; la individual donde el pintor retrató en 2010 las estancias de un recién restaurado Casino.

“Es una exposición con un tema principal que es el urbano”, dice Antonio Sánchez en la biblioteca de la planta baja del mismo edificio, sentado junto a una de las señoriales mesas de madera oscura. “Hace ya muchos años que quería dedicarle una exposición a este tema, sobre todo rincones que, a lo largo de mi vida en Murcia, han significado mucho para mí”, explica el artista; y señala que, aunque para quien no lo conozca a él o a su obra puede parecer que ha pintado la ciudad sin más, los rincones mostrados en la sala tienen una importante carga sentimental.

Esta colección así planteada, que el pintor tenía en mente ya años, ha llevado consigo además un reto: retratar el alma de la ciudad a través de los paisajes. “Quería llegar al alma de Murcia, pero al mismo tiempo descargar ese sentimiento que tengo yo por esos rincones”, explica Antonio Sánchez. “Es como un espejo: intentar pintar el alma de Murcia, de lo que es para mí, mirando dentro de mí”, concluye. Unos cuadros que buscan recoger la esencia de los ambientes retratados y, a la vez, mostrar en ellos las sensaciones y la mirada del pintor.

La exposición se centra en paisajes de Murcia, acompañados por un tema del barrio de Saint Paul, en París; y con un lugar también para la Ciudad Portuaria, que tiene una especial presencia en la obra de Antonio Sánchez: “El vínculo que tengo con Cartagena es muy grande. La mitad de mi familia es de Cartagena, y yo he vivido allí de pequeño”, dice el pintor, que le ha dedicado hasta tres exposiciones a esta ciudad en salas de la Fundación Cajamurcia y la cartagenera Galería Wssel; de ahí que en la actual muestra puedan contemplarse vistas del Teatro Romano, y también del Molinete.

Para representar estos paisajes, Antonio Sánchez ha escogido una luz muy concreta: la del amanecer. “Es una luz muy sugerente. La verdad es que nos ha inspirado siempre a muchos pintores. Es una luz muy romántica que invita a la creatividad, al sentimiento, a la poesía”, dice el artista. “Y luego es también el inicio de un nuevo día; una nueva oportunidad para vivir y sentir”, añade sobre una luz que, para él, es la mejor.

A la hora de preparar los temas, el pintor ha captado esas primeras luces acudiendo a los lugares escogidos, donde ha llegado a realizar algún boceto a óleo o a lápiz. Las obras, sin embargo, se han basado principalmente en fotografías, que el artista ha utilizado para, a partir de ellas, interpretar el paisaje. “He intentado transformar la realidad; utilizar la fotografía como punto de partida, como partitura, para luego aportar yo también una atmósfera, una difuminación”, dice Antonio Sánchez; y cuenta que ha llegado a variar el tono del paisaje, cambiando en el cuadro, por ejemplo, unas luces amarillas por otros tonos más rosáceos. “Me interesaba mucho eso, intentar buscar la creatividad; que el fin de la obra de arte no fuera la fotografía, sino que fuera una interpretación de la realidad”, dice el artista.

Unas obras que tienen influencias impresionistas, que el pintor sitúa en la intención de captar la atmósfera del momento y del ambiente; además de en la forma de trabajar el tema en cuanto a expresividad y pincelada. “Pero sobre todo es eso, captar el ambiente; que la persona que observa la obra sienta lo mismo que estoy sintiendo yo, que sienta esa atmósfera, esa luz”, dice Antonio Sánchez.

No en vano el artista tiene entre sus referentes a la Escuela de Madrid, con grandes maestros como Sorolla, Aureliano de Beruete, Martín Rico o Mariano Fortuny, todos ellos adscritos a la corriente impresionista. “Es un grupo de pintores que se iban por las afueras de Madrid, y el Casón del Buen Retiro tiene buena prueba de ello. Para mí son los mejores paisajistas que ha habido”, dice el pintor. En cuanto a artistas de la tierra, Antonio Sánchez menciona la influencia de dos grandes nombres de la pintura murciana. El primero de ellos, que el artista destaca por su calidad y personalidad, es Ramón Gaya, que es para él un genio y un virtuoso del pincel; y el segundo es el pintor de las flores: Pedro Sánchez Picazo. “No conozco ninguna técnica de flores como la de él”, dice Antonio Sánchez de quien estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, y fue director del Museo de Bellas Artes de Murcia. “Para mí es que es único. He intentado estudiar más de una vez, y sigo estudiando, su técnica, para poder sentir lo que él sentía pintando rosas: esas veladuras, esa profundidad… Es auténtica pintura”, concluye. Una técnica que, además, puede contemplarse en el propio Casino, en la obra Cesto de flores que Sánchez Picazo pintó expresamente para la entidad en 1909, y que le valió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes.

En la sala, además de paisajes, hay también dos bodegones, como el titulado Primeras luces, que pone imagen al cartel de la exposición. En él, Antonio Sánchez muestra un recuerdo para estos dos grandes maestros de referencia, y combina en un mismo tema las rosas, tan propias de Sánchez Picazo, con la clásica copa de Gaya. “Es una copa que he tenido toda mi vida. Era de mi abuela, de Cartagena, de la fábrica de Santa Lucía, y la he tenido siempre”, cuenta el pintor. Un bodegón que, junto al de las uvas que puede verse en la misma pared, es prueba del interés del artista por este género de la pintura: “Los pintores lo han utilizado siempre como un tema de invierno, pero para mí es algo más. El bodegón es un tema que me encanta”, dice Antonio Sánchez, que ha captado en los bodegones, como en el resto de la exposición, las primeras luces del día, que en estas escenas se filtran por la ventana.

Para Antonio Sánchez, el bodegón de Primeras luces es uno de los cuadros de la muestra que mejor reúne esas condiciones de plasmar el alma del tema y, a la vez, la propia mirada del artista. Sin embargo, si el pintor tiene que escoger una de las obras expuestas, se decanta por un paisaje de mediano formato donde se ve la ciudad envuelta en el clarear de un nuevo día y contemplada desde la altura del Quitapesasares, en la Fuensanta. “Aparte de la luz, de esas nubes, de la brisa que hay por la mañana, se ve el Santuario desde la Fuensanta, la sierra, la huerta… casi todo lo que me motiva pintar a nivel personal, por vivir en Murcia, y también como pintor”, dice Antonio Sánchez. “He procurado dejarlo como si fuera un apunte, un estudio; disfrutar mucho haciéndolo. He dejado zonas sin pintar, como en la parte derecha inferior”, dice el pintor frente al cuadro, señalando la esquina donde puede verse el blanco de la tabla que sirve como soporte al óleo. “Es muy personal, y para mí tiene una carga importante de sentimientos. Se ve la sierra de Beniaján, las primeras brumas, la profundidad, y está entonado: hay tonos muy oscuros, azul índigo, que a mí me gusta utilizar mucho, que es un azul oscuro verdoso; y sobre todo, esas nubes; esas nubes que entran de Levante y que me motivaron mucho para hacer el tema”, dice el pintor, que encuentra el resultado final de la obra intuitivo y sugerente.

Todas las obras de la sala representan la misma técnica: óleo sobre tabla; un soporte que el pintor prepara él mismo con varias manos de lija, entre otros procedimientos. “Se queda una superficie que para mí es muy agradecida, porque responde muy bien a la forma que tengo de pintar y a la expresividad, mejor que el lienzo”, dice el pintor; y explica que está preparada para cualquier tipo de recurso, ya sea espátula, brocha seca o cualquier otro instrumento. “También, al estar la superficie muy lisa, se consiguen unos difuminados muy importantes, sobre todo para los cielos”, dice Antonio Sánchez, que suele manchar la superficie con una base de aceite con color para, sobre ese medio húmedo, ir resolviendo los detalles, con una pincelada más fluida y expresiva como resultado.

Unos óleos que, en la Sala Alta del Casino, quedan englobados bajo el título Reflejos de la actualidad, que para el pintor tiene un doble significado: “La mayoría de temas tienen que ver con el agua y con el reflejo; y aparte, la segunda idea es poner de manifiesto lo que es la realidad; el reflejo que tiene el paisaje actual en Murcia, en este caso el paisaje urbano”, señala.

Una vez realizada la exposición, Antonio Sánchez va a centrarse en seguir explorando una técnica distinta: la aguada japonesa. “Voy a utilizar tinta china negra, o algún otro color, sobre papel de arroz, con pinceles japoneses o chinos. Es una técnica que me seduce mucho, porque requiere mucha concentración, y para mí es un reciclaje”, explica el artista. Y es que con esta técnica, que no permite hacer rectificaciones, el pintor debe tener el tema memorizado y hacer los trazos con mucha seguridad; de ahí que muchos maestros de la pintura hayan recurrido a ella para conseguir expresividad en su obra. “Además, fluye la creatividad. Es algo que recomiendo a todo el mundo, pinte o no pinte”, dice Antonio Sánchez.

Por lo pronto, Reflejos de la actualidad seguirá en la Sala Alta del Real Casino hasta el próximo 30 de septiembre, y pondrá en sus paredes la luz de unos paisajes que despiertan a un nuevo día, y que ilumina el cristal y las rosas de los bodegones.

Redactora y editora de El Visitante.

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