Los viandantes que estos meses de verano pasen junto a la Plaza de Europa y atraviesen la estrecha calle de Santa Quiteria en busca de una sombra amiga, se encontrarán con unas ventanas vestidas de vivos colores donde aparece una bañista que salta desde un trampolín, un retrato de Poseidón, la espectacularidad de las medusas del verano, el amarillo del propio Sol, el frescor del agua o la indiferencia de Eros y Afrodita, que parecen haberse dejado abierta la puerta de su balcón.
Es la nueva exposición del museo al aire libre del Palacio de Santa Quiteria, que como ya es habitual, ha mudado sus ventanas con el cambio de estación, y muestra desde este mes de julio y hasta el próximo mes de septiembre un total de catorce obras que giran en torno al verano.
Amparo Alegría, Dictinio de Castillo-Elejabeytia, Juan Espallardo, José María Falgas, Ángel García Masiá, Marisel Garrido, Gaby Guillén, Kraser, Antonio Martínez Mengual, José Hurtado Mena, José Miguel Masiá, Manuel Mernárguez, Manolo Pardo y Fernando Sáenz son los artistas que componen la muestra, y que participaron en el evento de arte ‘La Mudanza’, celebrado el pasado 30 de junio, con la realización de demostraciones en directo en torno a las obras que, ya terminadas, serían fotografiadas y transformadas en vinilos para quedar colocadas en las ventanas de Santa Quiteria.
La inauguración de la actual muestra, que tuvo lugar el pasado martes 10 de julio, contó con la presencia del concejal de cultura, Jesús Pacheco. “En esta cuarta exposición del Palacio de Santa Quiteria buscamos embellecer el edificio, como siempre; y en este caso con obras de 14 artistas que estuvieron pintando durante la última edición de La Mudanza”, dijo el concejal, para añadir que los murcianos debemos estar orgullosos de contar con un espacio como el de este museo al aire libre.
Los paseantes que alcen la vista encontrarán en el primero de los balcones del piso superior a Nettuno, obra firmada por Kraser y realizada con acrílico y spray al agua: “He pintado una representación de Poseidón”, dice el artista, y explica que últimamente está trabajando en torno a las nuevas interpretaciones de la escultura clásica, de ahí que haya escogido como tema al mitológico dios del mar, con su nombre en italiano como título del cuadro.
En el balcón contiguo está Salto de trampolín, de Manolo Pardo; una bañista que, con el trampolín al fondo, se deja caer con los brazos extendidos. Cuenta el pintor que tuvo claro el tema en cuanto vio la ventana que le había tocado: “Cuando miré hacia arriba vi la chica saltando del trampolín, y dije: «tiene que ser ella»; y realmente la imagen venía casi dada, por la altura a la que está la ventana. Tenía que hacer una imagen que fuera vista desde abajo para que fuera creíble”, relata Manolo Pardo. El resultado, un salto en trampolín representado mediante pintura digital, con una tablet y lápices profesionales; y del que se dio una muestra en directo con pintura acrílica durante la celebración de ‘La Mudanza’.
En la ventana de al lado, entre los balcones más altos, está Asomada al verano, de Marisel Garrido; un tema que es además un autorretrato. “Me apetecía mucho algo con un colorido muy vibrante, muy turquesa, amarillo… colores que recuerden al verano. Y como era una ventana, me parecía que el tema invitaba a eso, a asomarse al verano”, cuenta la artista, que ha utilizado para su obra el acrílico sobre tabla.
El cuarto balcón del piso aparece la luz y el reflejo del agua de Salinas, que firma Ángel Maciá; un óleo sobre lienzo que el artista terminó en el evento de La Mudanza. “Es una marina de las Salinas de San Pedro del Pinatar”, cuenta el artista, que en su obra suele trabajar el paisaje y la figura y, para representar el verano, ha escogido una marina.
En esa misma fachada, el primero de los balcones del piso intermedio muestra el correr del agua de la Aljufía, retratada por José Miguel Masiá. “He pintado una toma de una de las acequias principales que recorren la Huerta de Murcia, que es la Aljufía. Hay un rincón donde hay un punto de luz que al atardecer resulta bastante pintoresco”, dice el acuarelista; y explica que, como el tema era el verano, quería representar la frescura del agua que corre por esta acequia.
Junto a esta ventana aparece la asignada a Martínez Mengual, que ha titulado a su obra Orilla. El tema que ha escogido procede de una serie de collage que tiene preparada, y que gira, en palabras del pintor, “alrededor de la imagen del barco, la placidez del mar y la tranquilidad, y de la belleza plástica de esa situación de ese mar y ese barco”; un tema que, además, encajaba en las proporciones de la ventana, y ha sido realizado con una técnica mixta: “Tiene papel pintado, papel pegado, y luego ya efectos de colores”, concluye el pintor.
En el balcón central, justo por encima de la puerta de la fachada, está Acentos de secano, un acrílico sobre lienzo de Dictinio de Castillo-Elejabeytia. Cuenta el artista que buscaba un tema que fuera muy gestual; “algo que fuera muy ligero y a la vez muy vital, como el propio verano”. Para él, el verano es un periodo de tiempo corto, pero muy intenso; y así lo ha querido reflejar en su obra, que define como un gesto enérgico y contundente.
A la derecha, también en los balcones intermedios, aparece el colorido de otra ventana: la de El Reencuentro, de Gaby Guillén. En ella aparece el beso de dos jóvenes que se abrazan, y que representa “las parejas que se forman en verano y se vuelven a encontrar después de los meses de invierno; por eso aparecen abrazados”, indica el artista, que aunque suele trabajar el acrílico sobre tablilla, para esta obra ha preferido el lienzo.
Las obras del piso inferior, todas ellas en ventanas enrejadas, están encabezadas por el violeta de las medusas de Lágrimas de mar, que es obra de Amparo Alegría: “La gente las conoce simplemente por el tema de las picaduras, del dolor; y las medusas, además de ser seres maravillosos que renuevan los océanos, sirven para muchos avances de la ciencia”, dice la artista, y pone de ejemplo la propulsión de vehículos espaciales, o la investigación del cáncer. Para plasmar la belleza de las medusas, Amparo Alegría ha utilizado tela de seda, en un conjunto que está seriegrafiado con tintas calcográficas y con acuarelas. Luego, con calor y con una mezcla química, le ha dado rigidez a las corolas, y ha añadido los tentáculos también con calor. El resultado, una textura que simula, a través de la seda, los filamentos y detalles de la medusa.
A su lado está La modelo, de Juan Espallardo; una obra realizada con plumilla y pincel con tinta china sobre papel. “Es la modelo que dibujamos en el Museo de Bellas Artes de Murcia”, dice el artista. Explica que él imparte clases de dibujo en el Museo de Bellas Artes cada martes, donde se da la opción de complementar estas clases con sesiones de dibujo al natural con una modelo que posa en el propio museo, y que el dibujante ha retratado en su obra.
En la siguiente ventana, que queda a la derecha de la puerta, aparece el Sol atrapado de Manuel Menárguez; una obra que aprovecha el enrejado para que el Sol, representado por fuertes amarillos, quede apresado tras las rejas. “Ha sido una técnica mixta con acrílicos, pero sobre todo a base de texturas con tierra, arena, telas… y luego sobre eso, he hecho este cuadro con el dripping, tirando pintura y dándole mucha fuerza a las pinceladas”, explica el artista, que ha escogido el Sol por ser un elemento muy fuerte del verano, y más en la ciudad de Murcia.
La exposición culmina con los tres cuadros que, en hilera, aparecen al doblar la esquina, y reciben de frente a los viandantes que caminan en dirección a la Plaza de Europa.
En la ventana superior, asignada a Hurtado Mena, el verano aparece representado por Eros y Afrodita en un balcón de Murcia salvados por los delfines; una obra hecha en una tablet en formato digital que, para el pintor, debía girar desde un primer momento en torno al concepto del balcón. Primero pensó en un grupo de estudiantes que, durante el viaje de fin de curso, se asoman al balcón para saludar a los amigos que están abajo, en la calle. “Pero luego se me ocurrió que fuera una pareja de amor, y qué mejor que Afrodita y Eros en ese conjunto”, explica el pintor, y añade que luego surgió la idea de los tatuajes de delfines, con el curioso detalle de que el tatuaje de Eros es el mismo que lleva el pintor Martínez Mengual.
En el piso intermedio, el balcón de José María Falgas está dedicado a las Fiestas de Santa Eulalia con una acuarela presidida por la fachada de la iglesia que da nombre al barrio. En ella, aparecen tres viandantes que pasean por la plaza y conversan entre las atracciones y los puestos propios de las fiestas.
La última de las ventanas enrejadas, a la altura de los mismos paseantes, muestra la obra del escultor Fernando Sáenz de Elorrieta, que ha representado el verano con La bañista. La escultura, que aparece sobre un refrescante fondo azul, ha sido fotografiada y trasformada en vinilo desde un ángulo que encaja en el formato vertical de la ventana, y que permite apreciar los rasgos de la bañista, que mira distraída hacia un lado.
El verano permanecerá en estas ventanas hasta el próximo mes de septiembre, fecha en que el Palacio de Santa Quiteria mudará sus colores para, en su siguiente estación, teñirse de los tonos del otoño.
Muy bien y. On mucha información!! Muchas gracias y enhorabuena!!.
Qué aplicada eres, Carmen. Menudo repaso nos das a los catorce, no se te escapa nada… Da gusto leer a quien se toma en serio su trabajo. Enhorabuena