Exposición en el MUBAM: Veinte años sin Párraga, el extraño pintor

Al pasar a la primera sala del MUBAM, los naranjas, negros y azules de la vidriera atraen irremediablemente la mirada a la derecha, donde se ha colocado. Excede los dos metros y medio de ancho y alto y, junto a una pantalla que muestra imágenes de Murcia y de los murales que en ella se esconden, es preludio de la exposición que aparece en la Sala de la Logia, en el piso superior, donde ya antes de entrar se ve un mosaico de collages escoltado por dos cuadros de estilo inconfundible y, sobre ellos, las grandes letras negras que contienen el título de la exposición.

Es 20 Años sin José María Párraga. El extraño pintor, la muestra que pone en las paredes del Museo de Bellas Artes de Murcia una selección de 40 piezas inéditas de José María Párraga, pertenecientes a colecciones privadas, que busca mostrar la diversidad de la obra de este célebre y prolífico artista murciano, con especial atención a la variedad de técnicas y soportes. La exposición, inaugurada el pasado 7 de febrero, responde a una investigación llevada a cabo por los comisarios, Fernando Ureña y Antonio Hernández, y forma parte de toda una serie de propuestas para conmemorar este año el vigésimo aniversario de la muerte del pintor, que tenía luegar el pasado mes de abril. La exposición, sin embargo, no pone el foco en la biografía o personalidad del artista, sino en su obra.

“Era un hombre excepcional; un hombre que era todo bondad y exclusivamente dedicado a su pintura”, dice Antonio Hernández, en el asiento central de la sala contigua a la exposición. “Ese factor humano, que era del que más se había hablado, había dejado un poco en segundo plano el aspecto artístico; quizá no se había valorado tanto a Párraga como artista como nosotros pensábamos que se debía haber valorado. Y por eso ha sido lo de hacer esta exposición”, cuenta quien ha sido, por 35 años, profesor de Historia de Arte.

La exposición comienza con Huertanos, una obra de los primeros años de Párraga realizada en guache sobre papel. Le sigue Composición, también de su primera etapa, hecha con ceras sobre el reverso de un táblex; y otras obras realizadas con técnicas tan variadas como rotulador, tinta, grafito, aguafuerte, acrílico, esmaltes y hasta betún mezclado con barniz, presente en Bailarina. También los soportes son muy dispares, y van desde papel o cartulina hasta azulejos, una caja de sardinas, la puerta de un armario, o la tapa de un barril, sin contar con el lebrillo, jarrón y botijo también presentes en la exposición. Una muestra dispuesta sin un orden cronológico, con obras que van desde 1956 hasta 1994, y que no busca hacer un recorrido por la evolución y trayectoria del pintor, sino por el amplio abanico de técnicas que utiliza.

Consideramos que Párraga fue un innovador en su época, y que era necesario dar a conocer toda esa vertiente, que era un poco más desconocida”, dice el también comisario Fernando Ureña, que explica: “Ese era el objetivo: en primer lugar, dar a conocer las distintas técnicas, los distintos materiales, los soportes que había utilizado; y después dar a conocer un aspecto muy importante que es la labor de muralista”. Y es que todo comenzó, precisamente, con la restauración de un mural de Párraga: el del Instituto Floridablanca, donde Antonio Hernández y Fernando Ureña trabajaban en ese momento como profesor y director del centro respectivamente.

“Fue una idea preciosa”, dice Antonio Hernández, que cuenta cómo, al llegar como profesor hace siete años, él que es además antiguo alumno, encontró muy cambiado el aspecto del mural; y después de comentarlo con Fernando, decidieron restaurarlo en 2014. “Pedimos los permisos a la Consejería, y lo restauraron alumnos, profesores, conserjes… toda la comunidad educativa se implicó en la restauración”, cuenta el entonces profesor, que concluye: “Y a raíz de ahí cuando nos jubilamos, que nos jubilamos al mismo tiempo, pensamos: «vamos a seguir buscando murales»”, y comenzaron a localizar y catalogar los distintos murales de Párraga que pueden verse en la Región de Murcia, e incluso fuera de ella, en un proyecto de investigación que ha ido más allá, y les ha permitido dar con muchas otras obras inéditas del pintor que se han preocupado de fotografiar y documentar.

Todo este trabajo se ha ido volcando a tiempo real en una web, pintorparraga.com, que los dos profesores abrieron con motivo del 20 aniversario del fallecimiento de Párraga. Contiene, además, recortes de prensa, catálogos, vídeos y materiales de todo tipo, y tiene por objetivo recopilar y hacer accesible la mayor información posible sobre la obra y trayectoria de este artista. “Eso nunca se ha hecho en Murcia, un trabajo de investigación que se publique en tiempo real, y sin ningún tipo de interés. Es un trabajo totalmente altruista”, dice Antonio Hernández.

La exposición, de igual título que la web, lleva un subtítulo distinto: El extraño pintor.Queríamos una palabra que lo definiera. Teníamos frases que lo definían, pero queríamos una palabra que dijéramos: ésta encaja perfectamente”, explica Fernando Ureña. Y la elegida fue extraño, utilizada aquí como sinónimo de original, de excepcional. “Extraño en ese sentido, en la originalidad y en que él iba absolutamente por libre a pesar de tener unas influencias muy marcadas”, dice Antonio Hernández, que sitúa esas influencias en artistas como Picasso, Munch, Goya o Guayasamín. “Pero la originalidad que él pudo conseguir con esas influencias es absoluta. Cuando uno ve un cuadro de Párraga, «esto es un Párraga, no hay ninguna duda»”, sentencia, y explica además que a Párraga, en sus inicios, ya fue el extraño pintor en el titular de una entrevista a cargo del periodista García Martínez.

Los comisarios se han encargado de la organización y selección de las piezas, a excepción de la composición de collages, que ha corrido a cargo del director del MUBAM, Javier Bernal, que ya había previsto conmemorar la misma efeméride con un collage de collages que ha quedado integrado en el conjunto del proyecto expositivo.

Para que también los murales de Párraga, origen de la exposición, estuvieran presentes en la muestra, fue la Dirección General de Bienes Culturales quien puso a los comisarios en contacto con la Fundación Integra, que ha realizado una pieza audiovisual, la misma que puede verse en la pantalla junto a la vidriera, en la entrada del edificio. Todo para una exposición que reivindica un patrimonio que debe valorarse, si queremos conservarlo. “Hemos encontrado bastantes murales que se han perdido, pero hace cosa de pocos años”, lamenta Antonio Hernández. “Hay muchos Párragas en los zaguanes de las casas”, dice el comisario, y cuenta que algunos sí están conservados y protegidos con metacrilato, pero otros muchos están expuestos, al aire libre, y se están perdiendo.

Para hacer el trabajo de Párraga accesible, la exposición ha entendido el valor didáctico como una prioridad. “Se nota que somos profesores”, ríe Antonio Hernández. Indica el comisario que en muchas exposiciones, es imposible acceder a la información si no es a través de un guía. Por eso en la web del proyecto hay disponible un catálogo, tanto en inglés como en castellano, con la descripción de cada obra; y quien se fije en las cartelas que contienen el título de las obras verá que hay en ellas un código QR, y quien desbloquee el móvil para escanearlo comprobará que conduce  a una audioguía, donde se escucha la descripción del catálogo con una música de fondo que es un fragmento de Cuatro miradas de Párraga. Op. 75 para violoncello y orquesta. Maternid, de Miguel Franco. “Se hizo pensando en que la audioguía no durara más de dos, tres minutos”, dice Antonio Hernández; aunque asegura que esa breve descripción se verá ampliada con nueva información que estará disponible en ese mismo catálogo.

“La información que nos llega de la gente que ha venido a verla es de sorpresa ante lo que se ha encontrado en la exposición”, dice Fernando Ureña; y esto, para el comisario, porque no hay, como en exposiciones anteriores, una temática o técnica central: “La gente se ha quedado sorprendida porque en este pequeño espacio de pronto dicen: «bueno, si aquí hay 27, 28 técnicas diferentes que ha utilizado José María Párraga». Ahí es donde el extraño pintor ha vuelto a salir y a demostrarle a la gente que viene a la exposición esa riqueza”, dice el comisario.

“La gente tenía una idea de Párraga mucho más limitada en cuanto a la técnica”, dice Antonio Hernández, y explica que de Párraga se conoce, sobre todo, los collages, pirograbados y dibujos; y en esta exposición hay incluso un cuadro realizado con betún, mezclado, eso sí, con barniz, para que tenga la suficiente consistencia. “En principio pensábamos que iba a ser un poco más árido meternos en esa parte técnica, pero al final a la gente le ha encantado”, dice el comisario.

Mención aparte merece la vidriera de la entrada. “Es espectacular”, dice Fernando Ureña. “Si te das cuenta no utiliza el plomo para separar unas partes de otras, sino que utiliza la pintura de bombilla, y sobre el perfil que él va marcando de negro, luego va pintando de color”. “Hemos encontrado de momento dos vidrieras”, añade, y desvela dónde se encuentra la segunda: “Es la de la calle Sociedad. Al fondo de Calzados La Fábrica hay una vidriera espectacular, como la que abre la exposición”.

Las obras expuestas proceden de colecciones privadas, y muchas de ellas se encontraban guardadas en armarios, trasteros, carpetas… “Hay unos que están en un almacén, pero otros que están en el mejor sitio de los salones”, explica Antonio Hernández; aunque lo cierto, señala el comisario, es que en muchas ocasiones no se valora a Párraga. Muchas de las obras se han enmarcado para la muestra, y Antonio Hernández confía en que, a raíz de la exposición, y después de haber conocido mejor al artista, se enmarquen otros Párragas que quizá los visitantes tengan guardados en casa.

Y más teniendo en cuenta que, señalan los comisarios, en los cuadros de Párraga hay un elevado dominio de la técnica. “Siempre se había vendido a Párraga como impulsivo, que todo lo hacía por instinto”, dice Antonio Hernández. “Pero él compone; utiliza diagonales descendentes para dar dramatismo, utiliza la ley de los tercios con muchísima frecuencia, pero al milímetro, perfectamente bien estructurado”, dice, en referencia a las obras que, como en el cuadro donde aparece la Plaza de Belluga, o en la Bailarina hecha con betún, podrían dividirse en tres partes iguales. “Ahí hay una base, sobre todo piensa que Mariano Ballester y Luis Garay fueron sus maestros, que es gente con una técnica tremenda”, concluye.

Si se le pregunta a los comisarios con qué pieza se quedarían, Fernando Ureña no tarda en decidirlo: “Quitando la vidriera… quizá la Paloma Negra”; la Paloma negra de la paz que es una alegoría de la Bomba del Zar, y fue realizada en el mismo año 1961, en el contexto de la Guerra Fría, que marcó una época de pesimismo para Párraga, pero también para los artistas de su tiempo. En el cuadro representa la bomba con la letra H, como se la llamaba, y refleja la inquietud de la sociedad en ese momento. La obra estaba en un armario, y la acompaña otra en formato horizontal, que quizá pueda mostrarse en otra ocasión.

“Yo fíjate, yo me voy a quedar con el Pez”, dice Antonio Hernández. Y lo elige por una visita guiada que atendió para los alumnos del Colegio María Auxiliadora del Cabezo de Torres. “Yo pensaba que eran alumnos de la última etapa, y para mi sorpresa los veo bajar del autobús de cuatro añicos”, dice el comisario, que se encontró con una visita de infantil y primaria, y se sorprendió por lo bien que conectaban los niños con los cuadros de Párrraga. “A los del pez les decía: «bueno, ¿aquí qué estáis viendo» Y todos veían un pez, y son cuadro manchas; y yo ya provocándolos: «Pues yo no lo veo. Entonces, ¿la cabeza está aquí» Y me iba a la cola. Y ellos: «¡No, eso es la cola!»”, relata Antonio Hernández con una sonrisa. Por esa experiencia, se queda con el pez, aunque también mencionan la puerta, la Señora Sardina, la enorme tapa de barril, la selección de collages de Javier Bernal, las tres cerámicas, cada una de una técnica distinta; y el cuadro que, con monedas pegadas a modo de ojos, representa la cabeza de un toro. “Al final nos quedamos con todas”, dice Fernando Ureña. “Pero vamos, yo creo que el pez y la paloma”, concluye.

La exposición es, por supuesto, una selección mínima del conjunto de la obra de Párraga. Indica Antonio Hernández que en la exposición antológica en homenaje a Párraga celebrada en el Almudí al año siguiente de la muerte del artista, se cifró su obra en un total de 70.000 piezas. “Yo en un principio pensé: «qué disparate», como todo el mundo”, dice el comisario; “pero yo lo vi dibujar y en cuestión de segundos hacía un dibujo terminado y completo, no llegaba al minuto. Y era incapaz de hacer otra cosa que no fuera dibujar, constantemente estaba dibujando”. Como prueba, en la muestra aparece, en el expositor que cierra la primera pared, un dibujo de tres caras trazadas con rotulador, y que Párraga realizó en una servilleta.

Y eso no es todo, porque siguen apareciendo nuevos Párragas. “Ahora que está teniendo algo de repercusión, la verdad es que la gente está poniéndose en contacto con nosotros”, dice Antonio Hernández, porque, a raíz de las entrevistas que les han hecho en radio y televisión, y de las informaciones publicadas en prensa, han recibido mensajes de correo electrónico de propietarios de obras de Párraga que les invitan a ir a examinarlas, o con la localización de nuevos murales. “Fuimos a ver un Párraga y de pronto nos enseñaron 180, de golpe, en carpetas. Y fuimos a ver unos pirograbados en el psiquiátrico, y de pronto aparece una carpeta con 28”, dice Fernando Ureña. “Y lo que hay guardado… hay que seguir trabajando”, añade.

Porque, económicamente, conseguir un Párraga puede ser muy asequible, quizá por su cantidad. “En cualquier tienda de cuadros que haya ahora mismo en Murcia tienen Párragas”, dice Antonio Hernández. “Dicen los críticos que el problema es que Párraga fuera murciano, que si hubiera sido madrileño, catalán; si hubiera hecho una exposición, algunos comentan, en Nueva York, estaría totalmente revalorizado”, dice Fernando Ureña. Porque para los dos comisarios, los pintores murcianos del siglo XX tienen calidad suficiente para tener hasta un museo propio. “Hay una cantidad de artistas con una calidad incuestionable aquí en Murcia en el siglo XX que está pidiendo a gritos un museo, y ahí estaría Párraga, una sala para él solo, sin ninguna duda”, dice Antonio Hernández.

Por lo pronto, la exposición está siendo un éxito de afluencia, y en ella el público podrá redescubrir la obra del extraño pintor. “Yo creo que van a encontrar a Párraga en la exposición, porque van a ver una diversidad, y van a encontrar un pintor murciano del siglo XX que en muchos casos no se le ha valorado por la cantidad de obras que hay”, dice Fernando Ureña, que advierte que nos suelen pasar desapercibidas, como las tres obras de Párraga del edificio Tono, en Santa Eulalia. “Son dos, las que se ven desde el exterior, dos de veintitantos metros de alto, toda la altura del edificio”, dice Antonio Hernández, que cuando invita a algún grupo de amigos a visitar la exposición, se asegura de pasar por esa calle en el camino de vuelta para que reparen en ellos.

La exposición estará en el MUBAM hasta el domingo 15 de abril, y pasará en el mes de mayo a Cartagena. Mientras tanto, la web 20 Años sin José María Párraga seguirá creciendo, y su proyecto, lanzando nuevas iniciativas para celebrar esta efeméride, como un concurso de pintura rápida en abril, donde estudiantes de Arte de toda la Región reinterpretarán a Párraga, o la propuesta de crear recorridos por Murcia capital para visitar los murales y pirograbados de Párraga; o de elaborar un protocolo para restaurar el mural del antiguo colegio público de Monteagudo, implicando a los estudiantes de la Facultad de Bellas Artes. Unas iniciativas, entre otras muchas, destinadas a acercar la figura de Párraga a los jóvenes de la Región, implicarlos y poner en valor nuestro patrimonio.

Redactora y editora de El Visitante.

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